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Clásico

Con L de Literatura

Por Sonia Santos Vila

Oda ('There was a time'), de William Wordsworth


Dedicamos nuestra primera entrada en el blog 'Con L de Literatura' del nuevo año 2024 a un magnífico poema inglés ?Oda (There was a time)-, del escritor romántico William Wordsworth, poema que viene introducido por una cita latina procedente de la Cuarta Égloga de Virgilio, con un contenido absolutamente entusiasta: Paulò majora canamus (en castellano, cantemos cosas un poco más elevadas). Parece invitar a acercarnos a aspectos interesantes y transcendentes, superiores. Precisamente por ello, como profesora universitaria, cuando impartía la asignatura de Literatura Universal.

Contemporánea, iniciaba la materia presentando a mis alumnos la primera estrofa de esta singular poesía, continente de una solemne belleza, gran persuasión literaria y extremada sensibilidad. Cual cuencas receptoras, sumidos en el deleite del significado de la oda, aquellos estudiantes la admiraban. Ojalá las palabras que siguen los animen a ustedes, también con admiración, a llegar a esta gran obra lírica algún día. Ojalá.

La vida de William Wordsworth se desarrolla entre el 7 de abril de 1770 y el 23 de abril de 1850. Y está considerado uno de los más importantes poetas románticos ingleses. Entre sus principales obras destaca la publicación, en colaboración con el también poeta ?y compatriota- Samuel Taylor Coleridge, de Lyrical Ballads (Baladas líricas), en 1798 -poemario que marca el inicio del Romanticismo británico-, y la composición autobiográfica The Prelude or, Growth of a Poet?s Mind (El Preludio, o crecimiento de la mente de un poeta), que ve la luz meses después de la muerte del autor en 1850. A Wordsworth se le considera un poeta lakista, dado que su producción poética está inspirada en el entorno paisajístico del Distrito de los Lagos inglés.

La naturaleza y el paisaje conforman elementos a tener en cuenta en la poesía de este escritor. El marco natural se presenta de diversas formas: como una fuente de gozo, como un maestro, como un dador de consuelo, como una apertura a una perspectiva visionaria, e, incluso, como una presencia divina. Y en todas estas manifestaciones consigue mover ?y conmover emocionalmente- el alma del lector sensible. Ese entusiasmo de Wordsworth por la naturaleza se une a su preocupación por las experiencias de los niños, perceptores del mundo de una manera que se aleja de las deformaciones adultas. Esta reflexión sobre la infancia se hace presente en la oda seleccionada.

La Oda (There was a time) -(Hubo un tiempo): en 1815 recibió un título más completo que obviamos aquí- está compuesta por 206 versos, agrupados en diez estrofas. En las cuatro primeras estrofas es patente un sentimiento de pérdida por parte del poeta, pues, como adulto, ya no puede recordar completamente esas sensaciones que asocia con la niñez: en el verso 9 (1ª estrofa) nos dice que las cosas que ha visto ya no las puede ver; en los versos 51-53 (4ª estrofa) es la naturaleza (el paisaje), en concreto el Árbol y el Campo, la que informa de algo que se ha ido, y la flor del Pensamiento, a los pies del vate, pregunta a dónde ha huído el fulgor visionario (visionary gleam) y dónde están la gloria y el sueño (versos 54-57, 4ª estrofa).

Entre las estrofas quinta y octava, Wordsworth explica las razones por las que ese fulgor visionario se ha perdido en la adultez. Sugiere que el niño recién nacido llega a este mundo procedente de una existencia preternatural de la que dicho niño guarda claros recuerdos. Sin embargo, cuando se hace mayor, esas reminiscencias se disipan y, finalmente, se olvidan, aunque a veces tiene destellos de aquel primer estado glorioso. Esta filosofía se encierra, fundamentalmente, en la quinta estrofa: el poeta determina ese proceso de olvido entre the growing Boy (el Chico que crece) (verso 68), the Youth (el Joven) (verso 71), y the Man (el Hombre) (verso 75). Es la Tierra la que le hace olvidar las glorias que ha conocido ?nos dice la sexta estrofa (verso 83)-, idea que se vuelve a recoger en la octava (versos 129-131), tras poderosas alabanzas al niño (versos 108-125).

El poema finaliza de una manera esperanzadora: aunque la respuesta de Wordsworth (el poeta) a la naturaleza ha cambiado desde la infancia (nada puede traer de regreso el momento de esplendor en la hierba, de gloria en la flor (versos 180-181)), encuentra consuelo en lo que el ser adulto tiene que ofrecer (versos 182-189). Siente el poder de las Fuentes, las Praderas, las Colinas y las Arboledas (versos 190-192), e insinúa haber ganado una nueva sensibilidad con los pensamientos y sentimientos de los otros (versos 203-206).

La Oda (There was a time) encierra en sí una filosofía vital peculiar de William Wordsworth. Por su contenido reflexivo, y por esa belleza que resaltamos en líneas anteriores, recomendamos su lectura a los amantes de la poesía en general. Y también a aquellos que, con curiosidad ?diríamos- académica, quieran asomarse a uno de los claros ejemplos de la estética romántica en el contexto inglés.