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Con zuecos y pijama

Por Marcos Pastor Galán

Economía sanitaria


Esta semana sonaba una noticia acerca de los fondos destinados al sistema sanitario. El titular alegaba que el 76'9% de los ciudadanos considera que la financiación es insuficiente. Como titular no está mal, como análisis por partido político al que vota cada ciudadano, tampoco. Pero el resto de las cuestiones a plantear se quedan vacías una vez más, dejando libre interpretación del lector y sesgando con ciertas coletillas el contenido del artículo.

Una vez más, Redacción Médica ha decidido sacar una noticia a su manera, politizada y tratando de confundir a quien observa los toros desde la barrera. Una vez más, ejerce de panfleto con una estadística vacía, basada en la opinión del ciudadano que debe elegir entre el sí y el no además de dar su último voto. Pero no conocemos la población total del estudio ni, por ejemplo, el nivel social, área geográfica, ... No les ha resultado interesante detallar un poco más, básicamente porque sería desmontar el trasiego político que hay detrás de este medio de comunicación y una estadística de pasear por casa es suficiente. Por ejemplo, que hace 13 años se hicieron recortes por parte de los mismos que hoy piensan que falta inversión.

En general, la mayor parte de la población siente abandono del sistema sanitario. Sí es cierto que con más personal se podrían optimizar ciertos recursos muy costosos. Por ejemplo, no es lógico que la sanidad funcione de 8 a 15 de lunes a viernes. Es una oficina que solamente por existir ya vale un dineral. Una máquina de rayos, una consulta médica o, meramente, una unidad de cura de heridas, son servicios que deberían tener turnos de tarde. El coste de la instalación, climatización, dotación informática o maquinaria ya están en el balance negativo.

Pero, evidentemente, no es todo una cuestión financiera. Como ya citaba hace una semana en Verano SACYL 2024, la organización es una clave de la mejora del sistema sanitario. O dicho de otra forma, la desorganización es la explicación del mal funcionamiento. Y esa desorganización viene dada por una productividad mal calculada. Se ponen parches de forma sistemática olvidando que el problema viene en no cambiar cómo se trabaja desde hace años, con el lema "siempre se ha hecho así" se justifica el desastre.

Por ejemplo, el hecho de mover una ambulancia para una pequeña herida y no permitir que sea curada, obligando a trasladar, genera un coste por esa ambulancia y un paciente más en urgencias. La falta de educación sanitaria y la infantilización de la población son una clave del aumento desmesurado de la demanda asistencial. Y como estos, miles de cuestiones que se deben replantear para generar eficiencia a largo plazo. Sin embargo, si no se ejecuta ningún cambio, ¿a qué se debe?

Bien es sabido que los consejeros de sanidad son cargos políticos. Lo que quizás no sabe la población es que, los puestos directivos, en su gran mayoría, también. Y si el político mira a cuatro años, el gerente y todo su equipo directivo, a menos. Porque por menos de nada, un cambio prematuro en el político les deja fuera de juego sin tiempo de reacción. Así que, mejor hacer chapa y pintura de forma fácil, que cambiar todas las piezas rotas del engranaje. Mejor pedir dinero que mejorar la gestión actual.