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Clásico

Cuaderno de bitácora

Por Sonsoles Sánchez-Reyes Peñamaria

Alejandro Dumas, el hijo del héroe


Alejandro Dumas, el célebre autor francés de Los tres mosqueteros y El conde de Montecristo, tenía ciertos rasgos afros, como se comprueba en sus fotografías o retratos. Esta característica era la consecuencia de provenir de unos ancestros cuya historia, llena de giros del destino, bien habría podido proporcionarle el argumento para alguna de sus novelas, simplemente plasmando los hechos ocurridos.

En el siglo XVIII, la isla de Santo Domingo o La Española, el actual Haití, era la colonia francesa más rica del momento, con unas prósperas plantaciones, especialmente de caña de azúcar, tabaco y café, sostenidas por mano de obra sometida a esclavitud. No fue hasta el 4 de febrero de 1794 que el régimen esclavista era abolido en las colonias francesas.

En ese entorno, un aristócrata normando, el marqués Alexandre-Antoine Davy de la Pailleterie, regentaba una plantación en el suroeste de la isla. Allí, tenía cuatro hijos ilegítimos con una de sus esclavas de color, llamada Marie-Cesette Dumas. El único varón de ellos, Thomas-Alexandre, nacía en 1762. Aunque posteriormente el novelista Alejandro Dumas afirmó que los padres llegaron a casarse, no existen pruebas fehacientes para sustentarlo.

En 1775, el padre, necesitado con urgencia de fondos que le permitieran volver a Francia a reclamar una herencia en las tierras de Caux, llegaba al drástico punto de vender a su pareja e hijos. El propio Thomas-Alexandre era adquirido por 800 libras.

Al año siguiente, una vez conseguido su objetivo, el padre recuperó a la familia y llevó consigo a su hijo a Francia. En París, Thomas-Alexandre, de 14 años, recibió una educación análoga a la de los jóvenes nobles del momento, con equitación y esgrima, formándose después en una academia militar donde destacó en el manejo de las armas. Su físico, dotado de fortaleza y altura, y su elegancia al vestir, hicieron que causase sensación.

Tras una discusión con su padre, que en consecuencia dejó de mantenerlo, el 2 de junio de 1786, con 24 años, Thomas-Alexandre se alistó como soldado raso en el ejército de Luis XVI por un período de 8 años, siendo asignado al Regimiento de Dragones de la Reina. El padre consideró una deshonra para su estirpe que el joven ingresara en el rango inferior de las tropas, y le negó el permiso para utilizar su apellido a fin de que no se supiera socialmente. Por eso, el joven adoptó para siempre el apellido materno, Dumas, que sería el que continuaría en su descendencia. Ese mismo año el padre fallecería.

Mientras se encontraba destacado con su regimiento en Villers-Cotterêts en agosto de 1789, el joven militar se enamoró de la hija de Claude Labouret, que regentaba el Hotel de la Espada. El compromiso con Marie-Louise Élisabeth Labouret, siete años menor, tuvo lugar el 6 de diciembre de 1789. Sin embargo, el padre puso como condición para el casamiento que el pretendiente obtuviera antes el rango de brigadier. Su carrera fue tan meteórica que menos de tres años después, en febrero de 1792, cumplió el requisito y se ofició el matrimonio el 28 de noviembre de ese mismo año. La pareja tendría dos hijas y un hijo: Alexandrine Aimée, nacida el 10 de septiembre de 1793; Louise Alexandrine, que no sobrevivió a su primer año de vida, y Alexandre, el célebre escritor, nacido en julio de 1802.

Ese otoño de 1792, Dumas, que había apoyado con entusiasmo la llegada de la Revolución francesa, encontraba a Joseph Bologne, conocido como el 'Caballero de Saint-George', nativo de la región de ultramar francesa antillana de Guadalupe, que acababa de ser nombrado coronel de un regimiento formado por mestizos y antiguos esclavos, conocido como la 'Legión Negra'. Dumas aceptaba su propuesta de ser segundo al mando de la división, aunque de facto sería quien la comandase, pues Saint-George tenía poco interés en el ejército.

La Legión Negra luchaba con el Ejército del Norte cuando Dumas fue ascendido a general de brigada en 1793, con una rapidez inusual. Con solo 31 años, se convirtió en el primer general de origen afrocaribeño del ejército francés.

En 1793, Dumas recibió el mando del Ejército de los Alpes y en 1794 capturó dos importantes pasos de montaña: el del Pequeño San Bernardo y el Col du Mont Cenis. Su rechazo por someter a represalias a los conquistados le valió el mote peyorativo de 'Señor de la Humanidad'. En esta línea, impidió que unos civiles fueran ejecutados por intentar salvar las campanas de sus iglesias de ser fundidas. Dumas hizo quemar la guillotina, dando la excusa de tener frío y necesitar leña. Denunciado por los jacobinos, evitó sufrir las serias consecuencias de su acción compasiva por producirse la caída de Robespierre y el fin del Reinado del Terror.

En 1796-1797, a las órdenes de Napoleón en el ejército de Italia, se cubrió de gloria durante la campaña tirolesa. El 19 de enero de 1797, con intrepidez y a pesar de una aplastante inferioridad numérica logró tomar el puente de Klausen sobre el Adige. Su gesta llevó a que los enemigos austriacos lo llamaran 'el diablo negro', y Bonaparte lo apodase el 'Horacio Coclès' del Tirol, en referencia al héroe romano que defendió los puentes que conducían a Roma frente a los etruscos. Como recompensa, recibió un sable de honor y una bonificación de 10.000 libras. Napoleón lo nombró gobernador de Trévisan y luego de Polésine. Su nombre aparecería en el Arco de Triunfo de París.

En marzo de 1798 se embarcó en la expedición egipcia de Bonaparte, al frente de su caballería, y fue uno de los primeros en acceder a la ciudad de Alejandría. Pero por desaprobar los métodos utilizados por el general corso en Egipto, y afirmar su lealtad a la República, sus relaciones con el futuro emperador se volverían tormentosas. Dumas tuvo la valentía de decirle: "Por la gloria y el honor de la patria, yo daría la vuelta al mundo, pero si solo se tratara de un capricho suyo, no daría un solo paso". Al distanciarse definitivamente de Bonaparte, solicita y obtiene permiso para regresar a Francia. Sale de Egipto el 7 de marzo de 1799.

En su viaje de retorno a casa, la embarcación de Dumas, amenazada de naufragio, tuvo que recalar en la ciudad italiana de Taranto, donde él fue retenido dos años como prisionero de guerra por el Reino de Nápoles, aliado del imperio austríaco. Allí sufrió torturas que le causaron graves e irreversibles lesiones físicas, así como una dolencia estomacal como resultado de lo que se dijo pudo ser un envenenamiento, de la que nunca se recuperaría.

Fue liberado el 14 de junio de 1800, tras la victoria de Marengo. Ya instalado Dumas en Francia, en 1802, Bonaparte restauró la esclavitud en el Caribe francés, y emitió un decreto que prohibía que cualquier oficial o soldado de color residiera en la región militar de París. En consecuencia, Dumas debió solicitar una autorización especial para permanecer en Villers-Cotterêts con su esposa, que se le concedió.

El 13 de septiembre de 1802 fue retirado del ejército pasando a la reserva, como muchos otros oficiales. Pero el heroico general no gozó de los honores que meritaban sus hazañas militares, caído en desgracia ante Napoleón. Sus salarios atrasados ​​de los años de cautiverio en Sicilia, que ascendían a 28.500 francos, y la indemnización de 500.000 francos por haberle retenido que le debía el gobierno napolitano, nunca le serán pagados, a pesar de sus reclamaciones. Vivirá de su exigua jubilación como general de división, 4.000 francos al año.

La dolencia de estómago se fue agravando, desarrollando lo que algunos han hipotetizado fue un cáncer. Murió el 26 de febrero de 1806, cuando su hijo pequeño Alexandre ni siquiera había cumplido cuatro años. Sin embargo, aunque el futuro gran escritor conoció muy poco a su padre, ejercería una gran influencia en su obra como modelo para moldear a sus personajes de héroes de ficción, y le dedica casi por completo el primer tomo de sus Memorias. 

La familia quedó en una situación económica muy comprometida; la madre, que sobrevivió a su marido 32 años, consiguió regentar un estanco en la localidad. No había medios suficientes para que su hijo realizase estudios. Fueron su talento y su esfuerzo los que, superando las adversidades, le hicieron convertirse en una figura inmortal de las letras.

Se cuenta una anécdota de Alejandro Dumas, ocurrida en un clima social intolerante. Cuando un caballero en un salón parisino, envidioso de su éxito, se burló con comentarios racistas de su ascendencia africana, Dumas le contestó, lleno de dignidad y de inteligencia: "Efectivamente, mi padre era mulato, mi abuela era negra y mi bisabuelo un mono. De forma, señor, que mi familia comienza donde termina la suya". 

La Asociación de Amigos del General Dumas fue creada en 2006, en el 200 aniversario de la muerte del general, con el fin de rescatar su figura del olvido. Ha impulsado en París que se reinstalara la estatua levantada en 1913 en su honor, destruida por el gobierno de Vichy en plena ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Este monumento formaba un triángulo con los erigidos en memoria del escritor Alejandro Dumas padre, hijo del general, y su nieto, el también autor literario, Alejandro Dumas hijo.

Desde hace un año, Villers-Cotterêts alberga la llamada 'Ciudad Internacional de la Lengua Francesa' en el rehabilitado castillo de Francisco I, donde el monarca en 1539 firmó el edicto que establecía la primacía del francés como lengua oficial del país. Hoy es un espacio cultural para la conservación y la puesta en valor del patrimonio inmaterial que reside en un idioma compartido por millones de usuarios.

Muy cerca de allí están las calles que vieron pasar a los Dumas durante años. La población, de apenas 10.000 habitantes, puede justamente enorgullecerse de ser el lugar en cuyo cementerio reposa para siempre el general Dumas, y donde vio la luz por vez primera su hijo, Alejandro Dumas. Ese, en cuyas obras el valor siempre triunfa, como aprendió de la biografía de su padre.