Se acusa asiduamente de ser un hipócrita al animal de festival. Sinceramente, viendo la panda de gilipollas con los que suelo juntarme para acudir a ellos, no me extraña. Se culpa al mamífero de cachi a doce euros de ser muy alternativo hasta que escucha El viaje de Copperpot y de, a la vez, criticar a cualquier grupo por volverse demasiado mainstream (algún día habrá que elaborar un diccionario de términos comunes).
No voy a ser yo menos (faltaría más, pocas personas manejan un ego más grande que aquel al que le dan un espacio para soltar alegremente sus chorradas); voy a practicar aquí un ejercicio de incoherencia que solo un moderno con pies de barro podría llevar a cabo: voy a alabar el giro hacia lo más comercial de Sexy Zebras solo una semana después de llorar como un payaso por cómo los festivales se han convertido en algo demasiado apegado a los dictámenes del márquetin.
Volvamos a la selva; Caníbales, Vagabundos; Hola, somos los putos Sexy Zebras; La polla; Salvajes; El semental; Hijo de puta; Sexo y marihuana; Quiero follar contigo; Crazy, Canción de mierda... Estos son los nombres de los álbumes y algunas canciones del grupo que hoy nos atañe. Buenos amigos de nuestro queridísimo Sean Marholm (un abrazo, no queremos una noche sin ti). Tocan medio desnudos y son unos greñudos y unos pintas de puta madre. Carne de cañón para los reventaos que se quedan hasta más de las dos, ya sea haciendo trampas o buscando hacerlas. En definitiva, algo bastante alejado del ukelele, las camisas de flores y los mensajes prefabricados de la industria neoliberal que fagocita a gente que toca la guitarra y canta.
Vayamos ahora a su último disco, Calle liberación. ¿Se han liberado convirtiéndose en algo más "escuchable"? Ponerle un temazo como París o un himno festivalero como Bailaremos a una persona de tímpanos dulces puede ser demasiado arriesgado, así que la distorsión de las guitarras y la no necesidad de que la voz esté por encima de todo siguen ahí.
Sin embargo, hay contrapuntos. En O todos o ninguno los putos Sexy Zebras se nos ponen pop o algo parecido, pero sencillo. Y da igual, vuelve a ser otro tema que se coloca entre sus mejores. Nena, Tonterías y Jaleo son el equilibrio en este sentido dentro del álbum y quizás por eso sean las más conocidas o sus singles. Me da rabia hablar de canciones destacadas en un disco que entendido como una unidad debería aupar a Sexy Zebras, mínimo, a la segunda línea del frente de cualquier festival veraniego.
Ni hace un mes parecen haber dicho: "Que os jodan, hijos de puta". Han vuelto por sus fueros más internos con Charly García. Tienen que estar hasta las pelotas de ver cómo ni adaptándose a lo convencional logran echar del cartel a auténticos dinosaurios petrificados (por el hielo del Intro Music Festival, por ejemplo). Probablemente esto se la sude, pero da mucho por el culo que un grupo y un álbum como Calle liberación no puedan ir más allá. Es un trabajo para conquistar el mundo y Tonterías no llega ni al millón y medio de reproducciones en Spotify. ¡Malditos hijos de perra, escuchad a estos tipos!
PD: como marca del quiero y no puedo, he intentado que el estilo de los párrafos anteriores reflejara el de la banda a la que van dedicados. Como señal inequívoca del fracaso, lo tengo que puntualizar aquí. En cualquier caso, son solo palabras, palabras, palabras...