La Unión Europea actual se encuentra paralizada, en punto muerto. Son muchos los puntos en los que la UE necesita un cambio radical, mejor dicho, no son las instituciones de la UE las que deben cambiar, pues la UE se encuentra atada de pies y manos por los gobiernos. Son estos los que deben cambar Y, entre otras muchas cosas. lo primero que deben hacer es cumplir estrictamente con el tratado de la UE y con los principios fundamentales de este Tratado, entre otros con la solidaridad, con la igualdad, no permitiendo semiparaísos fiscales, y fomentando cierta compensación frente a la explotación de los países pobres de la Unión por parte de los países ricos. Europa necesita agilidad en su toma de decisiones. y para esto debe desaparecer el voto a la unanimidad El voto a la unanimidad, cuando no es voluntario, es la mayor de las dictaduras, porque bajo la apariencia de la democracia, obliga a todos a hacer lo que quiere uno solo.
Los gobiernos ha optado por la ampliación en lugar de la profundización. Y el resultado ahí lo tenemos: una Europa que es una máquina cada vez más pesada con un motor que sigue teniendo la misma potencia. No es lo mismo tomar decisiones centre seis países con economía similares que entre 27 países miembros, con una situación económica tan diferentes. La solidaridad, uno de los principios fundamentales de la UE brilla por su ausencia, incluso entre las regiones de un mismo país, y la brecha social y económica entre los diferentes países no se reduce. Incluso me atrevo a decir que en lugar de solidaridad se está dando una explotación de los países pobres de la Unión por los países ricos. Los países menos ricos de la Unión están formando con su presupuesto nacional a los universitarios y especialistas, para que luego estas personas terminen trabajando, en gran parte, en los países ricos. Así no se reduce la brecha.
Mientras tanto, el art. 3 del tratado de la Unión dice: "La Unión fomentará la cohesión económica, social y territorial y la solidaridad entre los Estados miembros". Los derechos sociales tuvieron que conquistarse, y los derechos políticos, ahora en manos de unos políticos que no tienen intención de soltarlos, somos los ciudadanos los que tenemos que conquistarlos. Necesitamos una Europa de los ciudadanos, no una Europa de los gobiernos o de los políticos.