No creo que haya nadie que no tenga talento para algo. Todo el mundo lo tiene, la pregunta es si vamos a hacer algo con ese talento más allá de descubrirlo.
¿Qué impide sacar a alguien su talento? El temor. Tememos más de lo que amamos ganar, y por esa razón nos quedamos cortos en la mayoría de las acciones que cometemos. El talento va más allá de la fe, uno puede creer que algo es posible, pero solo descubrirá si realmente es posible cuando lo intenta, y al intentarlo desarrolla su talento e incentivar el talento es la mejor manera de conseguir lo que uno quiere.
Una razón por la que la gente ve como una molestia el desarrollo del talento es porque la disciplina que se necesita genera molestia. Es duro fracasar, es duro dar lo mejor de ti y ver que no ha valido para nada, pero más duro es levantarte una mañana y darte cuenta de que has desperdiciado tu vida solo por miedo a no verte triunfar. Tienes que amar lo que haces más de lo que temes no conseguirlo. Solo así vencerás a ese terrible monstruo que es la autocompasión.
Pocas cosas destruyen más a una persona que compadecerse de sí misma. Sé que lo haces, lo sé porque yo también lo hice, y si los dos lo hemos hecho es porque nos han enseñado así. No es culpa de los padres ni de tus amigos, a ellos también les han enseñado lo mismo que a ti, esto va más allá, mucho más allá en el tiempo, llevamos muchas décadas en que el miedo, la ansiedad y la depresión están alzándose con la balanza en todas las dimensiones de la vida.
Una de las decisiones más importantes que tomé en mi vida fue averiguar qué es lo que convertía a una persona normal en alguien extraordinario. Lo que diferencia a quien sucumbe ante sus problemas y quienes salen adelante es que los primeros se vieron como víctimas de un problema que no pudieron parar, mientras que los segundos se ven así mismos empleando todo su potencial y sus recursos, dando todo lo que tienen. Invariablemente estos terminan por encontrar la forma de que su talento y su esfuerzo se impongan al desafío mientras que los primeros fracasan, ¿por qué? Porque los problemas son una parte inevitable de la vida pero los talentos y capacidades pueden ser elegidas y mejoradas a nuestra voluntad.
Cuando me esfuerzo por aprender algo nuevo lo primero que tengo que preguntarme es si lo que quiero aprender va a servirme para mejorarme a mí o solo es una herramienta para salir del paso. He conocido a muchas personas que van a trompicones por la vida, esforzándose no para mejorar sino para no terminar hundiéndose. Habrá muchas situaciones en las que no podremos hacer nada más que salvar los muebles, pero si uno quiere que las cosas en el futuro salgan mejor no puede estar todos los años de su vida tratando de enderezar un poco las cosas, tiene que plantarse ante los problemas y decidir que dentro de él hay una fuerza más poderos que lo que enfrenta, que va a mejorar sus habilidades de comunicación, de actitud, de vestimenta o de lo que sea para buscar un nuevo nivel.
Verás, las personas no somos hojas marchitas arrugadas por el paso de las estaciones, podemos ver dentro de nosotros qué dones y habilidades tenemos y elegir destacar por ellos pase lo que pase. Lo que nos saca del atolladero no es el tiempo poniendo las cosas en su lugar, sino nuestra habilidad para que las cosas se pongan en su lugar con el tiempo.
Así que, dime, ¿por qué virtudes piensas destacar?, ¿qué talentos, qué dones tienes que has dejado enterrados y por los que podrías empezar a brillar? Tal vez deberías empezar a replantearte la idea de recuperar aquellos años en los que apostabas por ti a la hora de hacer algo difícil. Tal vez a llegado esa hora.