Aventura en estado puro. Una amenaza contra-reloj. Un agente ágil, mental y físicamente. Un hombre solo, capaz de desenmascarar conspiraciones y traiciones.
No, hoy no os voy a hablar de ningún Jack, ni Ryan, ni Bauer, ni Reacher. Hoy le toca el turno a un Peter (de apellido, eso sí, Sutherland).
Peter es un agente del FBI que, viajando en metro, se percata de una mochila sospechosa, que resulta ser una bomba. Gracias a su rápida actuación, se evita la tragedia.
Unos años más tarde, la vida de Peter es un poco menos tranquila de lo que a él le gustaría. Su padre (también agente de la ley) fue acusado de corrupción, y murió en un accidente de tráfico antes de poder limpiar su nombre, y algunos conspiranoicos creen que el hijo tuvo algo que ver con el atentado en el metro.
No se sabe muy bien si como premio (la jefa de staff del presidente confía plenamente en él) o como castigo (el director del FBI le tiene en su punto de mira), Peter atiende el turno de noche del teléfono secreto de emergencias de la Casa Blanca.
A ese número va a llamar Rose, una joven emprendedora, cuya start-up ha viajado del cielo a los infiernos, y que ahora vive con sus tíos, que la han acogido en estos momentos de ruina económica.
Una noche, Rose se despierta y escucha cómo sus tíos han descubierto que sus vidas corren peligro, y van a dar a su desconcertada sobrina instrucciones muy precisas. Tiene que huir lo más rápidamente posible a casa de sus vecinos, llamar a un número de teléfono y dar un concreto mensaje. Desde el teléfono se encargarán de ayudarla y salvarla.
Quien atiende el teléfono es nuestro particular Jack, quiero decir, Peter, que va a mostrar de nuevo su agilidad mental, para sacar a la pobre y asustada Rose del atolladero.
A partir de aquí comenzarán una peligrosa aventura en común.
Con un reparto poco conocido, y con la segunda temporada ya confirmada, esta serie es un must para amantes del 'genero jack'. Está en Netflix.