En circunstancias normales, (es decir, sin huelgas de por medio) alrededor de estas fechas, las series de calendario ordinario (las que se emiten de octubre a mayo) estarían ya comenzando los rodajes de la nueva temporada. Esas temporadas cuyas renovaciones suelen anunciarse a finales de abril. ¡Cuántas alegráis nos habremos llevado al ver que nuestras series favoritas habían sido renovadas! Y cuántas decepciones nos hemos llevado cuando nos hemos encontrado con temporadas infumables o con finales que nos rompen el corazón.
Hoy os traigo algunas de mis recomendaciones más personales. De aquellas series que, definitivamente, deberían haberse ahorrado alguna season, o dos.
Por un lado están aquellas series que tuvieron primeras temporadas memorables, y cuyas terribles continuaciones supusieron una pérdida de tiempo, a pesar de que las esperábamos con ansiedad, algunas durante varios años como Carnival Row, cuya producción se vio interrumpida por la pandemia. Pero no es la única. Krypton o Midnight Texas son dos buenos ejemplos.
Otras fueron renovadas a destiempo: o demasiado pronto o demasiado tarde. Me explico: One Tree Hill no sabía si sería renovada después de su sexta temporada, así que dejaron todo perfectamente cerrado. ¿De verdad eran necesarias tres insulsas temporadas más, en las que, además faltaban dos de los protagonistas?
El extremo opuesto fue Glee. En su tercera temporada les renovaron por tres más. Ya os he hablado alguna vez del efecto Ryan Murphy. Se aburre de las series y pasa a la siguiente, y eso le pasó con esta. Definitivamente las historias de la segunda generación de New Directions eran prescindibles, por ser generosos.
Ningun shipper quedó satisfecho con el final de The 100. Ni las del Team #Clexa, ni mucho menos las del Team #Bellarke. Las dos últimas temporadas, que los showrunners se sacaron de la manga, y que no coincidían con los libros, son más que olvidables, con una historia insulsa y un final sin ningún sentido.
Pero, sin duda, la palma se la lleva Veronica Mars. Después de que los fans de la serie, que se habían quedado con ganas de más cuando la serie fuera cancelada, pagaran de su propio bolsillo la película que, por fin ponía un final feliz a la historia de Veronica y Logan, alguien decidió que sería divertido cabrearlos a todos, con una temporada en el que los personajes no eran lo que el público quería, y con los últimos ocho minutos más indignantes de la historia del shipping televisivo.
A principios de este verano tuve a un estudiante americano de intercambio en casa. Para aprender mejor el español decidió ver La casa de papel, y al final de la segunda temporada dijo: Ya está, para mi la serie se acaba aquí. No necesito más.
Ojalá hubiera hecho yo lo mismo después de la primera temporada de Carnival Row, Gotham o Midnight Texas. Después de la tercera de Glee, de la quinta de The 100 o de la sexta de One Tree Hill. Y, sobre todo de la cuarta de Veronica Mars.
Y vosotros... ¡aprovechad mi experiencia!