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OCIOZINE

Por Raquel W. Polo

Fallout


Fallout empezó siendo un videojuego de rol, que pasó por diferentes etapas, y compañías. En realidad es una secuela no oficial de Wasteland, pero por motivos de derechos, tuvo que cambiar de nombre. El juego viajó tiene varias entregas, algunas de ellas fuera de cánon (ya os he explicado en otras ocasiones, qué es eso del cánon).

Vaya, otra vez nos traes una serie basada en un videojuego, qué original, Raquel. Qué queréis que os diga, ya sabéis que esta década esta llena de adaptaciones, spin-offs, remakes y reboots. De hecho, estoy preparando ya mi segundo libro, en el que os hablo justo de eso.

Pero vayamos a la serie. Son los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, en un universo alternativo, y en Estados Unidos, la tecnología está mucho más avanzada que en el nuestro, aunque aún son avances algo arcaicos (si se me permite el oxímoron). Un poco en la línea de los Jettson, ¿os acordáis de esos dibujos?

Los americanos y los rusos, tienen el dedo encima del botón nuclear, listo para apretarlo al más mínimo movimiento del contrario. Y ocurre lo que tiene que ocurrir.

Las familias más afortunadas (y adineradas) tienen, como siempre, cubiertas las espaldas, en forma de refugios nucleares. Nada que ver con esos sótanos que hemos visto en las películas. Me refiero a auténticas ciudades, preparadas para que cientos de personas puedan vivir durante décadas.

Ha pasado ya más de un siglo, y las nuevas generaciones no conocen la superficie ni la historia de su país. Viven en un mundo naif, de vallas blancas y sonrisas perpetuas en pequeñas ciudades separadas por grandes puertas metalicas que casi nunca se abren.

Una de esas pequeñas ciudades va a ser atacada por habitantes de la superficie, (que, sí, lograron sobrevivir, a duras penas), y el equivalente al alcalde, es secuestrado. Su hija, en un acto, mezcla de valentía y la curiosidad que mató al gato, va a salir en su búsqueda y va a encontrar un mundo opuesto al suyo, lleno de peligros.

Protagonizada por Ella Purnell, que dio vida a Jinx en la imprescindible Arcane, la adaptación de otro videojuego, Aaron Motten, y Walton Goggins, un gran experto en villanos, tiene una personalisima banda sonora, porque, si estalló la bomba atómica, nunca nacieron artistas posteriores a ella. Muy entretenida, con sentido del humor y violencia gratuita a partes iguales. La tenéis en Prime Video, donde ya ha sido renovada.