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Agarróbvio suena a "afanar todo lo que se pueda" ¿o no?


Hubo un tiempo en que, si alguien se presentaba en el Registro Civil a inscribir un nuevo vástago, pongamos una hija, y preguntado por el funcionario de turno "¿nombre de la niña?", el individuo respondía "Soburraquetespantas", el funcionario se desplazaba la media gafa a la punta de la nariz, miraba al interfecto por encima, como quien mira a un sapo venenoso, abandonaba el teclado de la Olivetti y hacía una seña al guardia civil de la puerta para que se acercará, se hiciera cargo del sujeto y lo llevara ipso facto ante el juez de guardia, acusado de maltrato en grado de tentativa.

Ahora puedes poner por nombre a un hijo Usmail, Euquerio, Mamerto, Luzbelino o lo que te salga de las narices, y no pasa nada, hasta puede que hagas méritos y, en lugar de llevarte ante el juez, te concedan una subvención. Y no digamos la respuesta a la pregunta ¿sexo? o género, o como se diga ahora, porque ahora resulta imprescindible ya que el nombre no define, bueno, ese tema mejor para otra ocasión ya que necesita un tratado, eso sí, puedes responder, tranquilamente, lo que te salga de los nísperos, porque se puede cambiar cuando te venga en gana o te convenga. Digan lo que digan, a mí me parece que es un síntoma más del grado de descomposición que estamos alcanzando.

Hombre, no digo yo que estemos obligados a nombrar a todas las niñas María, Teresa, Virginia o algún otro nombre equivalente, y a los niños Jesús, Cristóbal o Daniel, pero el cachondeo actual, tampoco es. Y no se crean que esto solo sucede en España, ahí tenemos a nuestros vecinos portugueses, que tampoco se andan con remilgos, y ¿por qué lo digo?, pues mire Vd., en este caso no voy a referirme al Registro Civil o su equivalente portugués, si no al Mercantil o su equivalente. Supongo que, a todos los notarios ibéricos, de una u otra nación, les importará un bledo como nombre cada cual a la sociedad que acaba de constituir, aunque es de suponer que alguna advertencia harán cuando se trate de denominaciones que pudieran resultar ofensivas, digo yo, las de jolgorio, esperpénticas y de mal gusto no importan, hasta puede que estén bien vistas.

Que los registros admitan sin ninguna objeción nombres que más parecen el resultado de un desembuche o el reflejo en escritura pública de una mamarrachada, poco dice en su favor. A que viene el párrafo anterior, pues verán Vds., resulta que publica el diario digital 'El Debate', que existe un informe de la Guardia Civil referente a un tal Aldama, amigo de José Luis Ábalos, con caso propio y navegante también en el caso Koldo, que, con algunos compinches, tiene constituidas en Portugal y domiciliadas en Elvas algunas sociedades, si ese pueblo donde vive el hermanísimo para no pagar impuestos en España sobre los ingresos que recibe de la Diputación de Badajoz y otros entes nacionales, vía subvenciones, sinecuras y prebendas varias, todo un comportamiento transparente y ejemplar, más limpio que una patena y nada fangoso, como lo calificaría su hermano Presidente si el pillado fuera alguien de la fachosfera, que el identifica con más de media España.

Dice el informe que se enviaba dinero a través de esas sociedades, envíos que califican de mordidas, es decir, se supone que no de honrada, trasparente y limpia procedencia. Y volvamos al registro. Resulta que esas sociedades, domiciliadas en locales vacíos, llevan por nombre, agárrate: "Atmósferaudaz" "Bravapercepção" "Etapinvisível" "Fenómenesférico" "Proezencontrada" "Cuboflamejante" "Agarróbvio", como verán, nombres muy apropiados, que reflejan las intenciones con las que se crearon, pero es que, además, suenan a recochineo, a esta gente les sobra prepotencia, se considera intocable, como no si seguramente presumen de ser íntimos del puto amo y sus huestes. Desde un principio se han reído hasta de su madre, de la justicia y de todos los españoles, menos de los de su calaña claro, con esos reparten.

Que todavía anden libres, dice lo bastante del grado de descomposición al que hemos llegado con este gobierno progresista, ejemplo mundial de democracia, según, ellos mismos, nos cuentan todos los días. Pues que bien.