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Por Andrés Miguel

Ecos de la pandemia


No recibo ecos de ninguna conversación que no verse sobre la pandemia. Es imposible andar por la calle, tapear en un bar o comprar en una tienda sin que alguien, a tu alrededor, esté hablando, habitualmente en términos de fatiga emocional, sobre alguno de los muchos aspectos que conlleva este virus mortal, sobre alguna de las muchas derivadas que se comprenden en esta infección global que nos mete el rejonazo en cuanto bajamos mínimamente la guardia.

 

He pasado semanas sin escribir porque me resisto a hacerlo sobre este asunto, pero no veo la manera de sacármelo de la cabeza. Me sitúo ante el ordenador, abro un Word y, mirando a ese folio en blanco, amenazador, que aparece en pantalla, sólo me vienen ideas respecto de esta enfermedad y de su inagotable incidencia, la mayor parte de ellas para cagarme en las muelas de tantísimos gobernantes que no han hecho otra cosa que mentirnos y cuidar de sus poltronas y su sueldo oficial, mientras la gente se muere, se enferma, cae de baja, cierra sus empresas y/o vive dramáticamente cualquiera otra de las muchas opciones que se engloban en el dicho tradicional “irse al garete”.

 

A modo de resumen, procurando ser educado, he de decir que me da asco cómo este país está transitando a través del problema de salud y económico más importante del último siglo. Soy más que consciente de que hay circunstancias de gestión difícil, pero no puedo evitar comparar cómo ha transcurrido mi vida en los últimos 2 años y cómo hubiera sido de haber vivido en otros países; porque no te engañes, en la bola del mundo hay países (no el nuestro) cuyos gobernantes no han dedicado el tiempo a colar bolas… Inglaterra no está entre estos… allí, en plenas restricciones, hay fiesta en Downing Street siempre que te lleves tu botella…

 

Me resulta imposible escribir sobre otras cosas, créeme. ¿Te resulta a ti fácil pensar en otras cosas? Permíteme dudarlo.

 

¿Recuerdas las Navidades? Esto me cabrea… No ha pasado tanto tiempo… son esas fechas en las que el Presidente del Gobierno anunció que los ciudadanos podríamos disfrutar de la cercanía de nuestras familias…"Los padres y madres van a poder celebrar las Navidades con sus hijos, los abuelos y abuelas van a poder celebrar las Navidades con sus nietos y nietas e hijos e hijas, no se preocupe por eso, señoría", le decía a Casado… Las mías, las de mis hermanos, las de mis amigos, las de mis compañeros de trabajo, han sido todo lo contrario… sin padres ni madres, sin abuelos ni abuelas, sin nietos ni nietas, sin hijos la mayor parte de las veces… solos, ¡SOLOS!… ¡qué pena!... solos porque tenemos más cabeza, más sentido común y más respeto por la vida de los demás de lo que este fulano demuestra en cada “Aló Presidente”…

 

¿O me equivoco?

 

Pues igual me equivoco, pero si me obligas a recapitular pierdes la apuesta, seguro… por lo pronto íbamos a pagar el mismo coste en recibos de la luz que en 2018 y ahora éso no se arregla hasta junio del 22… tu Presidente dixit… aunque tenga 765 asesores y a Televisión Española emitiendo noticias falsas para trampear el dato. Si el vistazo hacia atrás lo hago respecto de sus anuncios sobre la pandemia, los mismo me encuentro con que ha dicho entre una y ninguna verdad… empezando por aquello de que las mascarillas no eran necesarias… manda huevos… ahora si me la quito me multan.

 

En fin, que me resisto a hablar de la pandemia en este blog… no sé si se nota… Buen finde (si es que no estás confinado).