Tres mujeres, siete hijos?veinte escándalos y el verdadero ejemplo de que cualquiera puede llegar a presidir el gobierno de un país poderoso.

Periodista, editor y bloguero, fue durante ocho años alcalde de Londres y acérrimo defensor del Brexit, que se aprobó en enero de 2020. Logró en las elecciones del 2019 el máximo apoyo del partido Conservador en los últimos años.

Los hooligans de la política le definían como irreverente, divertido, original, simpático, maquiavélico y transgresor.
Esa es la verdadera clave de la democracia. A uno desde fuera le puede parecer que es increíble que un personaje así tenga ese nivel de aceptación entre sus votantes y sus seguidores y compañeros. Pero las urnas deciden y hay que respetar lo que quiere la mayoría y asumir que esas son las reglas del juego y punto.

Ni las fiestas, ni la negación del covid, ni el desastre económico que está suponiendo el brexit han podido con la cantidad ingente de seguidores que cada mañana esperaban su tuit como el mejor breaktast británico para pasar el día.
Las revistas sensacionalistas del reino unido encontraron su Belén Estéban, nada más y nada menos que en su primer ministro. Las ventas en los últimos años se dispararon un 25 por ciento más.

Sus disfraces, bailes, comentarios y ese estilo de bufón trajeado calaron en el público mayoritariamente joven.
En el país donde se forman en Oxford y Cambridge los mejores estudiantes del mundo, bajo la premisa fundamental de la educación, el respeto, la importancia de las formas y el tremendo esfuerzo por ser lo más riguroso posible por poner el conocimiento recibido al servicio de la humanidad, en ese país, tenían a un clown de referente mundial.

Es la regla de la democracia. Todo el mundo puede elegir a su dirigente con una papeleta que se mete en una urna y se realiza un recuento y a jugar?

No hace falta tener tres divorcios o diez hijos, bailar con barras de neón o beber pintas de cerveza en plena pandemia. Sólo hace falta que desbarres cada mes con una tontería, una propuesta absurda o un comentario desacertado.

Aquí la gente ha querido que entrara en nuestro gobierno un principiante, un canterano, un becario que está dispuesto a emular a los grandes, sin necesidad de salas de baile, ni gin tonics, ni de momento amantes despechadas.
Es la democracia y el respeto a todo aquel que coge su papeleta y elige a su referente para que se preocupe por hacer la vida mejor a los ciudadanos de su tierra.

Boris tiene a su alcance una gran salida cuando abandone su puesto. Se puede ir a Ibiza y con solo presentar su C.V le caerán propuestas millonarias de esas macrodiscotecas que se llenan de guiris que solo quieren bailar y beber para olvidar, ser felices y disfrutar de arena y mar.

García-Gallardo cuando se le acaben las ocurrencias debería montar una fiesta sencilla?
Sin estridencias, un poco de Bertín, de Taburete y de Siempre así?por ir probando.