El Real Valladolid cayó (3-0) en Balaídos de manera bochornosa, estrepitosa y lejos de ese Pucela combativo y atrevido, características que no aparecieron en Vigo. El Celta goleó a los de Pacheta que terminaron con un jugador menos y en área propia sin intentar acortar, por lo menos, distancias en el marcador. La derrota, además, deja a los de Pacheta fuera del descenso, zona que evitará si no ganan o el Almería o el Getafe.

PUESTA EN ESCENA FANTASMAL

El Pucela salió a Balaídos sin intensidad, perdido y con una imagen lejos de lo competitivo. Ante la inoperanete comparecencia inicial, el Celta tuvo, como el Betis en el Villamarín, la primera ocasión al minuto y medio de juego. Una conducción entre líneas entre Veiga y Aspas, que hicieron todo lo que quisieron durante los 90 minutos, dejaba solo ante el portero a un Seferovic que no acertaba porque Kike Pérez lo evitaba, que fue lo poco reseñable del '4' en todo el partido, ya que no cuajó una buena actuación y, de hecho, acabó sustituido al descanso.

En cualquier caso, los de Carvahal continuaron con su guion soñado. Es decir, enfrentarte a un rival directo por la permanencia y resolver el partido cuanto antes. Y así fue. Seferovic no perdonó en la segunda que tuvo (1-0) y Veiga remató a la red (2-0) un balón que quedó en el área ante un inseguro Asenjo que volvía a la titularidad tras la lesión de Masip. Eso sí, antes del segundo tanto local, Aspas mandó un balón al palo que llevó consigo una inesperada 'estatua' del cancerbero palentino. 

Con todo y con ello, De Burgos Bengoetxea señaló el camino a los vestuarios y los 22 protagonistas se retiraron, aunque solo fueron 11 los que de verdad estaron a la altura de las circunstancias.

DESASTRE CONTINUO

Pacheta realizó tres cambios, movimientos que podría haber hecho antes, aunque la imagen del equipo no cambió en exceso, a pesar del tanto anulado a Amallah porque, sin merecerlo, el Pucela encontraba el gol. Sin embargo, el VAR modificó ese posible 2-1 y, acto seguido, vino el tercero. Veiga remachó un balón a la red (3-0) después de una buena estirada de Asenjo, que fue la única parada del guardameta en el partido.

De esa acción hasta el final, el equipo de Pacheta no intentó acortar distancias porque generó incluso menos peligro que al principio. De hecho, el Celta pudo meter el cuarto en un partido que se convirtió en un trámite y en que el conjunto local acabó en área de su rival encerrando, asimismo, a estos últimos, que terminaron guardando la piedra y escondiendo la mano y con un jugador menos por la expulsión rigurosa de Amallah.

Finalmente, la goleada fue definitiva en una jornada con síntomas de tragedia porque Cádiz, Valencia, Girona y Espanyol ganaron su partido y meten en un 'problemón' a un Pucela que se va de Balaídos con malas sensaciones y con el descenso a un suspiro, aunque dependerá de los resultados cosechados de Getafe o Almería, puesto que si cualquiera gana, el Pucela dormirá la jornada en los puestos teñidos de rojo. Hecho que, en cualquier caso, será merecido.