El Pucela se queda sin ideas en El Sadar

El Real Valladolid cayó (1-0) en el campo de El Sadar ante el Club Atlético Osasuna en un encuentro que fue más ajustado de lo previsto, ya que los locales jugaron con fuego hasta el final. Al dejar con vida a los blanquivioletas, los de Paulo Pezzolano tuvieron en los últimos instantes alguna ocasión puntual que le acercó a un posible empate que no había merecido por haber dejado pasar el tiempo durante todo el choque, idea que se ha visto no solo una vez, sino varias por el planteamiento de su entrenador, al que los aficionados, desplazados a Pamplona, pidieron su dimisión.

SIN AMBICIÓN

El Pucela arrancó sin ideas o, mejor dicho, con el mismo plan de casi siempre: dejar pasar el tiempo para llegar con opciones al tramo final del encuentro. El problema es que, si el equipo deja hacer, como hizo, y pierde balones muy comprometidos, se hace imposible pensar que el rival no acierte en 75 u 80 minutos de juego. El Osasuna, ante la superioridad que evidenciaba la limitación de plantilla que tiene el Real Valladolid, apretó el acelerador cuando quiso e, incluso, dejando la sensación de no querer hacer daño.

Los locales, que subieron la intensidad con el paso de los minutos, presionaron a los de Pezzolano y una de las pérdidas provocadas, con falta no pitada incluida, generó el primer y único tanto del partido. Rubén Peña recogió el balón, se la dio a Aimar, que tocó de tacón para Budimir. El ariete croata remató, pero Javi Sánchez lo sacó milagrosamente. En la acción posterior se sumó otro milagro con una gran parada de Karl Hein a la intentona de Bryan Zaragoza cuando El Sadar ya cantaba gol. En el rechace, Luis Pérez dio en el pie a Budimir, lo que llamó la atención de Pizarro Gómez que, desde el VAR, advirtió a García Ventura de una posible pena máxima.

El colegiado se tomó más de cinco minutos, nada más ni nada menos, para, finalmente, señalar el punto fatídico en una jugada con una posición rigurosa de Aimar Oroz y con una falta inicial a Amallah, que no estuvo nada fino en el encuentro. Budimir no desaprovechó la oportunidad y superó, desde los 11 metros, a Hein para adelantar, con merecimiento, a los suyos (1-0). Osasuna, con el aire a favor, remó con relativa tranquilidad hacia el segundo tanto, pero pecó de ambición, como su rival, en ese último pase que podría haberle dado esa distancia que luego echó en falta en la segunda mitad.

POCAS IDEAS Y MEJORAS RELATIVAS

Los blanquivioletas afrontaron la segunda mitad sin cambios, como era previsible. Todo lo que era hacer un cambio en el descanso habría sido noticia, mucho más incluso que la derrota. Mientras, los de Vicente Moreno, que seguían con las constantes internadas de un incombustible Jon Moncayola, al que se sumaba Oroz, generaron jugadas enlazadas que no fueron recompensadas porque el palo evitó el segundo tanto. Fue otra jugada, de nuevo, en la que cobraron protagonismo tanto Budimir como Bryan, lo que evidenciaba, además, que los pucelanos no habían aprendido la lección.

Los cambios obligados de Pezzolano, que tardó más en hacerles de lo debido, mejoraron las prestaciones del Real Valladolid, algo que no era misión imposible. Osasuna dio el balón al Pucela por momentos y los visitantes se empezaron a animar cuando apenas quedaba tiempo. Las buenas internadas de Iván Sánchez dieron una oportunidad al Pucela de que podría creer en el empate que, a pesar de todo, estuvo a punto de conseguir. Un balón dividido acabó en las botas de Kike Pérez, ya en el añadido, pero su disparo lo sacó bajo palos la zaga rojilla.

En el último córner, mal gestionado por Pérez, fue solventado por Sergio Herrera, que no solo atrapó el balón, sino también una victoria que sabe más que tres puntos, ya que superó a un rival por ganas, intensidad y por ideas, esas que faltan, y cada vez más, a un Pucela sin rumbo.