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30 años del Memorando de Budapest, la amarga lección que Ucrania no quiere repetir

El acuerdo obligó a Ucrania a destruir su arsenal nuclear a cambio de garantías de seguridad de Occidente y Rusia, flagrantemente incumplidas

30 años del Memorando de Budapest, la amarga lección que Ucrania no quiere repetir
Los presidentes de EEUU, Rusia y Ucrania tras firmar el protocolo de Budapest en diciembre de 1994. (Foto: Gobierno EEUU)
Rostyslav Averchuk / EFE
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El hecho de que sus aliados no hayan respetado el Memorando de Budapest, que Ucrania firmó hace 30 años y en el que se comprometía a renunciar a su armamento atómico a cambio de la protección de potencias nucleares, sigue proyectando una sombra alargada sobre la búsqueda de garantías de seguridad verdaderamente fiables contra la agresión rusa.

El acuerdo, firmado por Ucrania, EE.UU., el Reino Unido y Rusia el 5 de diciembre de 1994 en Budapest, es visto en Kiev como un símbolo de la miopía estratégica tanto de los políticos locales como de sus homólogos occidentales, que ejercieron una enorme presión sobre la entonces joven república postsoviética para que abandonara el tercer arsenal nuclear más grande del mundo.

"El memorando es una decepción porque sus garantías no funcionaron y no pudieron detener la agresión rusa contra Ucrania", declaró a EFE Oleksandr Merezhko, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Rada Suprema, el Parlamento ucraniano.


Una amarga lección


En medio de una profunda crisis económica y social que afectaba a Ucrania los políticos ucranianos de la época no tenían la suficiente experiencia ni las habilidades negociadoras necesarias para garantizar que se incluyeran mecanismos de seguridad más vinculantes.

Aunque EE.UU. y el Reino Unido ayudan a Ucrania a defenderse de la invasión rusa, esto no les libera de la obligación moral y política de actuar con mayor determinación para defender el espíritu del acuerdo, subraya Merezhko.

Las súplicas de Ucrania para iniciar consultas entre los estados nucleares sobre la implementación del memorando fueron ignoradas varias veces después de la anexión ilegal de la península ucraniana de Crimea por parte de Rusia en 2014.

En paralelo, los políticos occidentales en su mayoría continuaron haciendo negocios con Rusia, alentando así su mayor agresión, subrayó el político ucraniano Román Bezsmertni a la agencia Ukrinform.

Según Merezhko, el hecho de no ayudar a Ucrania lo suficiente para detener a Rusia pone en peligro todo el sistema de no proliferación nuclear al dejar claro a otros Estados que solo las armas nucleares pueden salvarlos.

El memorando es una amarga lección de que no se pueden establecer garantías de seguridad sin un acuerdo sobre los mecanismos exactos de su aplicación, opina también el exministro de Exteriores de Ucrania, Volodímir Ogrizko.

Si los homólogos ucranianos consideran que están exentos de las obligaciones del memorando, Ucrania tiene exactamente el mismo derecho a renunciar a sus obligaciones, declaró a Ukrinform. Ucrania, si no le queda otra opción, podría plantearse volver a tener sus propias armas nucleares, opina.


Evitar el mismo error

 

El Memorando de Budapest sigue teniendo peso político y moral, opina Merezhko. Documenta el incumplimiento por parte de Rusia de sus obligaciones hacia Ucrania y "hace que todo el mundo reflexione sobre qué garantías de seguridad fiables pueda haber".

El Parlamento ucraniano pidió el jueves a la Asamblea General de la ONU y a los gobiernos de países socios que revisen la eficacia de las garantías de seguridad contenidas en el documento y consideren la exclusión de Rusia de la ONU, informó Merezhko a EFE.

"También hacemos un llamamiento a los demás países para que apoyen nuestra adhesión a la OTAN y a la Unión Europea (UE), que son las mejores garantías de seguridad para Ucrania", subrayó el diputado del partido oficialista Servidor del Pueblo.

Tras la amarga experiencia del Memorando de Budapest, la voluntad declarada de la Alianza Atlántica de aceptar a Ucrania "cuando esté preparada" convence a pocos en Ucrania, sobre todo ahora que se barajan posibles planes de paz del presidente electo de EE.UU., Donald Trump, que prevén dejar al club alejado del club transatlántico.

Muchos temen que la negativa de la OTAN a invitar a Ucrania la deje a esta una vez más sin un mecanismo concreto de protección contra la agresión rusa, que da pocas señales de querer detenerla.

Mientras que Rusia, la segunda potencia nuclear del mundo, mata a ucranianos y su presidente, Vladimir Putin, sueña abiertamente con destruir el país invadido, a Ucrania le dicen que la pertenencia a la OTAN está fuera de su alcance y que tiene que aceptar opciones alternativas, escribió el miércoles en sus redes sociales Mijailo Podoliak, asesor de la Oficina del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.

Subrayó que ninguna otra opción podría ofrecer una protección fiable en Europa, como lo demuestran Finlandia y Suecia, que se apresuraron a entrar en la OTAN en 2023 y 2024, respectivamente, después de varias décadas de neutralidad. "Parece que nos están persuadiendo para que aceptemos nuestra propia muerte", se lamentó Podoliak.