El parón de liga ha permitido a los cuerpos técnicos dar mayor o menor descanso a sus plantillas
El Atlético Valladolid logra una sufrida victoria, en un partido demasiado caótico, ante un Bada Huesca que se mostró muy cómodo en muchos momentos del partido, pero que no supo gestionar los últimos minutos.
El cuadro oscense salió con intensidad y muy aguerrido en defensa, lo que le permitió tomar las riendas del marcador. Enfrente, un rival al que se le atragantó ese planteamiento en la zona visitante y el acierto de Arguillas en los primeros compases del encuentro.
Hasta ocho minutos tardaron los vallisoletanos en anotar el primer gol y fue de penalti, mientras que los de Nolasco tenían menos dificultades para superar a un Bar que fue adquiriendo protagonismo con el tiempo, para impulsar a sus compañeros.
Bajo la batuta de Alejandro Pisonero, los gladiadores azules empezaron a afinar, y no solo fueron capaces de solventar las inferioridades en la cancha, sino que comenzaron a afianzarse en defensa para, desde ahí, cimentar el juego de ataque.
De nuevo, el trabajo coral dio sus frutos, aunque no resultaba fácil superar la barrera en la que se había convertido el Bada Huesca y que también pagó su dureza defensiva con varias exclusiones.
El Recoletas se hizo con los mandos del juego, marcando el ritmo, gracias a esa mejoría defensiva, que le permitió llegar al descanso con una renta de tres goles (14-11).
Tras la reanudación, se repitió el mismo patrón que en la primera mitad, con un Huesca más organizado, que supo aprovechar su defensa para hacer goles fáciles de contraataque y volver a empatar el choque (16-16).
Pero los locales contaban con el factor cancha, y espoleados por su afición, hicieron valer el acierto exterior de Toledo y el buen hacer de Álvaro Martínez desde el pivote, para recuperar terreno.
Nolasco pidió un tiempo muerto, y resultó tremendamente efectivo, porque Adrià Pérez dio la vuelta al resultado con sus buenas finalizaciones (18-19), por lo que tuvo que tomar el relevo David Pisonero, a la hora de parar el crono.
A los vallisoletanos les costaba anotar, no terminaban de hallar soluciones, y resultaba muy difícil encontrar acomodo en el caos en el que se había convertido el choque, y del que el equipo visitante supo sacar rédito con su 7 contra 6.
Pero el cuadro azulón no se dejó sacar del encuentro, apretó en defensa en el tramo final y eso le dio opción de abrir más el juego en el plano ofensivo y sacar petróleo de él, para añadir más tantos a su casillero, y cerrarlo con un 24-21.
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