El Pucela hace el ridículo en O Couto

El Real Valladolid cayó (3-2) en el Estadio de O Couto ante el Ourense CF, equipo que milita en la Primera Federación y que, además, ocupa los puestos de descenso. Parece mentira que los visitantes eran los favoritos porque, en ningún momento, se vio a un equipo con el suficiente carácter como para sacar el compromiso copero adelante, lo que demuestra, a su vez, la falta de ambición del propio proyecto y, por supuesto, de las personas que forman parte de él, que son muchas. 

Los goles de Jairo y Jerin en la primera mitad, y el tanto de Ángel Sánchez en el segundo acto fueron suficientes para sellar el pase a los octavos de final de la Copa del Rey, donde estará un Ourense CF que, si llega a estar algo más afinado en los últimos metros, podría haberse clasificado con un resultado más abultado.

FALLOS DEFENSIVOS QUE SUPERAN CUALQUIER CIENCIA FICCIÓN

El Pucela empezó el partido... como la temporada. Es decir, sin ganas, sin tener claro lo que hacer y, lo más preocupante, sin actitud, lo mínimo imprescindible que debería tener un equipo de la máxima categoría del fútbol español y, por ende, profesional. Por su parte, el Ourense CF, ante la pasividad general de su rival, tenía ante sí una oportunidad que no quería desaprovechar... como así fue.

Sin embargo, el único jugador que no merece vestir la blanquivioleta porque merece más alegrías de las que tiene, Raúl Moro, se sacó un 'AS' bajo la manga para superar a Pato Guillén. El extremo se zafó de Raúl Prada y puso el balón, con un certero disparo, lejos del alcance del portero (0-1). Tal fue la acción que parte del aficionado local se puso de pie. A partir de ahí, aunque luego apareciera el '11' para volver a poner por delante a los suyos en el marcador, el Real Valladolid desapareció, y no por momentos, sino en su totalidad en O Couto. Esa fue la sensación o, al menos, pasó porque su rival hizo todo lo posible para que dicha circunstancia ocurriera.

No obstante, los locales reaccionaron y de qué manera al tanto de Moro. Encontraron un 'pasadizo' secreto que dejó Cenk, a lo Pedro por su casa, y Jairo no falló ante un Hein errático, que no desbarató una acción que, sin restar deméritos al fallo grosero del turco, era más que parable (1-1). Por fortuna, y espera que siga siendo así, el Real Valladolid activó 'la opción Moro'. El extremo puso el balón en el corazón del área, donde ya estaba Amallah para rematar a placer la pelota al fondo de la red (1-2).

Sin embargo, cuando parecía que las aguas estaban más calmadas, el Real Valladolid insistió en que no fuera así. Un centro desde la banda derecha, que Cenk, de nuevo, no llegó a despejar, botó en el área del Pucela, para que Jerin, ante un desconocido David Torres, batiera a Hein (2-2). Los locales, que se crecieron con el paso de los minutos, se fueron al descanso con la sensación de haber merecido más del premio que, en esos momentos, habían obtenido.

UN GOL IMBORRABLE Y UN "SUSTO" DE MIEDO

El destino le sonreía al Pucela. Le daba la oportunidad, con el marcador igualado, de reivindicarse, de resarcirse, de dar una alegría al aficionado. El problema es que este Club ni las da... y ni siquiera lo intenta. El Ourense CF volvió a coger el timón del encuentro y, de manera merecida, se puso por primera vez por delante en el partido. Una acción de Ángel Sánchez le dio alas para soñar. El extremo superó a André Ferreira, que sustituyó al lesionado Hein, con un gran disparo desde la frontal (3-2).

Al Real Valladolid le tocaba, de nuevo, remar a contracorriente, como tantas otras veces. La diferencia, en esta ocasión, erradicaba en la incapacidad e inoperancia de generar peligro. Para colmo, ni los cambios de Diego Cocca cambiaron el signo del partido (los milagros no existen), ni los jugadores pusieron de su parte para dar la razón a su nuevo entrenador, el cual ha dejado en broma esa teoría de que siempre un recambio en el banquillo funciona (en el Real Valladolid todo... es posible).

Los últimos minutos dejaron un buen "susto" en el cuerpo a los aficionados blanquivioletas. Raúl Moro se retiró lesionado, llorando y quejándose de su rodilla derecha. El propio jugador, en declaraciones a Radio Marca Valladolid, confirmó que no se trataba de ninguna lesión grave. Esa fue la única buena noticia de una eliminación tan evitable como previsible, palabras y adjetivos que rodean a un Club que desespera hasta al más optimista.