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Hay mucha gente que no quiere trabajar


Se acaban las vacaciones y comienza un nuevo curso político. Nuestro presidente, dada su afición a viajar, lo inaugura con un viaje a África, eso de viajar, en él debe ser vicio, ni en vacaciones descansa, hace unos días estuvo en Islandia, se supone que, con el Falcon oficial, al que tiene mas apego que carpanta a un pollo asado, reafirmando el acierto de quien le apodó Falconeti.

El viaje a África nos recuerda a José Mota "ir pa na es tontería, pero si hay que ir se va" Quizá no sea para nada, al menos a él le será útil si contribuye a formar la cortina de humo que necesita para tapar tantos feos asuntos que tiene encima.

Nuestro presidente ha soltado unos discursos ante los gobiernos e instituciones visitadas que, vistos desde aquí, si alguien se había hecho una idea de por donde se deslizaban las intenciones de nuestro gobierno con respecto a la inmigración, le acaban de destrozar toda lógica aplicada. Que alguien, recién llegado al gobierno, monte el número del Aquarius y ahora hable de devolver inmigrantes, tiene que confundir a todo aquel que un día pudo pensar que Pedro Sánchez sería capaz de tomar una postura lógica y mantenerla en el tiempo, empezando por los miembros de su propio gobierno, siguiendo con sus votantes y terminando con todo hijo de vecino que se haya parado a pensar, lo más mínimo, sobre la conciencia de un personaje sin principios, ególatra y avaro de poder. También es cierto que los efectos de un discurso, pronunciado por quien es capaz de decir tres mentiras en dos frases se atenúan bastante.

Pedro Sánchez dice, se desdice y se contradice, a veces en frases consecutivas de un mismo discurso, pero es de justicia reconocerle, también a él, que hacer un buen discurso sobre la inmigración y tocar la entrada de ilegales, no es que sea difícil, es que es prácticamente imposible, me imagino a quien le escriba los discursos sudando tinta para cuadrar el círculo.

Dice que España necesita 250.000 inmigrantes anuales. Será, si el lo dice, pero no se entiende fácilmente en un país que cuenta con dos millones y medio de parados oficiales y puede que, al menos, otro millón y medio, o más, entre los que no trabajan, pero el gobierno no reconoce, camuflados en conceptos chocantes, y los que no figuran en ningún sitio ¿No sería mejor emplear los recursos, en lugar de importar trabajadores, en formar a los nacionales para que ocuparan los puestos vacantes y aumentara diferencia entre los subsidios de los parados y los salarios de quienes trabajan, así se evitaría oír: si en paro cobro 800 y trabajando 1.000, no me interesa trabajar; y mas control de las ayudas. Ya lo dijo Félix Revuelta y le pusieron a escurrir: en España no falta trabajo ni trabajadores, lo que hay es mucha gente que no quiere trabajar.

Por cierto, creerse que necesitamos importar gente para hacer frente al pago de las pensiones, es ser más tonto que el que asó la manteca, tragando con los falsos e interesados discursos de los políticos. Donde está escrito que sea obligatorio pagar las pensiones solo con las cotizaciones a la SS, mas teniendo en cuenta que muchos perceptores nunca cotizaron, lo que falte se abona con cargo a los presupuestos y listo ¿No se está haciendo así desde hace tiempo? Que mensaje tan ridículo se transmite diciendo que hace treinta años había diez trabajadores en activo por cada pensionista, sin decir que, con las técnicas y medios actuales, el producto de un trabajador hoy, puede superar con creces el de diez trabajadores de hace treinta años. Al final se trata de un problema de aplicación de recursos, no de escasez, salvo, claro está, que esos recursos los tengamos que destinar al mantenimiento de la inmigración ilegal y no alcancen.

Saldría mas barato promocionar el trabajo entre los nacionales que importar y formar extranjeros para devolverlos después a sus países, algo que por cierto no sería fácil de conseguir, si trabajan y se integran aquí, luego ¿quién y cómo les hace volver? Flaco favor haríamos a esos países si nos traemos gente que una vez formada no les devolvemos.

Mejor sería que a esos países les prestáramos el dinero y lo recursos necesarios para formar a su gente en origen, no se trataría de caridad sino de una justa compensación por el esquilme que hacemos de sus recursos naturales para disfrutar de nuestro bienestar, teléfonos móviles, coches eléctricos, aire acondicionado, nevera, etc. aparatos que necesitan de materiales extraídos de sus minas, todos sabemos cómo, minas que no queremos en nuestros pueblos, posturas egoístas tomadas, muchas veces, por gentes que luego presumen de ecologistas y solidarios, que no quieren molestias en su entorno pero que no renuncian al uso del teléfono móvil, hipócritas en demasía.

Mientras Pedro Sánchez suelta por esos mundos unos discursos que ni el se cree, aquí sigue poniendo parches como remedio a un problema muy grave, Sor Virginia, que no valen para un catarro y quiere curar una neumonía. Aprende de Meloni, cuyos remedios le están costando a Italia un ojo de la cara, pero están demostrando su eficacia, además de llegar a acuerdos con los países origen de los inmigrantes, también con aquellos, no solo posibles receptores, sino también obligados a no negarse a recibir embarcaciones, dejando de prestar apoyo y sancionando a esas ONGS colaboradoras de las mafias dedicadas al tráfico humano, incluso pidiendo cárcel para sus líderes, y que, para más INRI, subvencionamos.

Si seguimos tragando y parcheando, como hasta ahora, pronto no nos caben en los hoteles, tendremos que meterlos en viviendas, mas que hasta ahora, obligando a nuestros jóvenes a vivir con sus padres hasta los cincuenta años o más y a pagar 800 euros de alquiler por una habitación compartida, y, créanlo o no, al final acabaremos creando campos de refugiados porque no nos quedará otra. En situaciones peores no pensar y mucho menos decirlo por la que te caería seguro.

Del comportamiento de y con Marruecos, con relación al tema de la inmigración y el asalto a nuestras fronteras, mejor no hablar, ahorremos bilis.