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Ricos y pobres

El artículo de opinión de Diego Jalón de este viernes para Tribuna

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Ricos y pobres
Pedro Sanchez | Foto: Europapress
Diego Jalón Barroso
Diego Jalón Barroso
Lectura estimada: 5 min.
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Se lo hemos escuchado decir tantas veces al presidente que ya deberíamos estar convencidos. Sánchez está en la política para defender a la clase media y trabajadora de los ricos y los poderosos. Lo que le quita el sueño a nuestro presidente no es tener a Podemos en el Gobierno como pensaba antes de llegar a La Moncloa, sino las conspiraciones de los señores del puro para oprimir a los menos favorecidos, que eso de decir pobres está mal visto en un país en el que todo va tan bien, a la cabeza de Europa en crecimiento económico, con la menor tasa de inflación y con el mayor aumento de empleo del continente.

Pero además de esas cosas que nos explica la mayor de las ministras Montero sobre lo útiles que son las pensiones para que los abuelos ayuden a sus hijos y a sus nietos a llegar a fin de mes, que es la concepción del "escudo social" que tiene nuestro Gobierno de coalición progresista, resulta que no hace falta bucear mucho para encontrar datos fiables sobre la pobreza en España, que al parecer no solo existe, sino que aumenta. Hay un informe de referencia, que es el informe anual para España de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN). Y los datos del último, el de 2022, pueden resultar un tanto decepcionantes respecto a los esfuerzos de nuestro presidente.

Según el EAPN, "la incidencia de la pobreza severa no ha cesado de aumentar desde 2018, lo que supone la consolidación de una bolsa de pobreza severa superior a la existente antes de la crisis económica de 2008". Que ya es mala baba que el informe sitúe el inicio del aumento de la pobreza severa en España justo el año en el que Pedro Sánchez llegó a la presidencia. Y que hasta 2018, cuando gobernaba Rajoy con sus inhumanos recortes, la pobreza descendiera. La realidad es el mundo mágico de Sánchez, pero al revés al revés. Pero claro, es que Sánchez ha tenido que enfrentarse con la pandemia, el volcán y la guerra de Ucrania. Imaginen de lo que sería capaz con el viento a favor... Ah, no, que todo eso empezó en 2020 y la pobreza severa ya crecía dos años antes.

El informe señala otras cosas que no dejan de ser muy reveladoras de una forma de hacer las cosas. Dice que "el 13,1% de las personas en pobreza severa no pueden permitirse una comida de carne, pollo o pescado o su equivalente en proteínas vegetales, cada dos días", lo que hace que estas personas, además de padecer esta pobreza severa, sufren también de lo que el informe denomina "privación material severa". ¿Y qué hace el Gobierno progresista para solucionarlo? Pues excluir la carne, el pollo y el pescado de la reducción de IVA de los alimentos. Porque si hay que elegir entre ayudar a quienes más lo necesitan o cumplir con la agenda vegana de Garzón, ese que según Yolanda "ha conseguido la regulación de aquello que parecía imposible", Sánchez apuesta por apoyar al ministro comunista cuyo apoyo necesita para seguir viviendo en su palacio.

Dice también el EAPN que "el 13% de las personas que viven en hogares con menores están en pobreza grave y solo el 7,3% de las que viven en hogares sin menores. Además, también lo están el 26,2% de las personas que viven en hogares monoparentales y el 27,2% de las que viven en hogares de familias numerosas". Así que quienes más padecen la pobreza grave son las familias numerosas. ¿Y qué hace el Gobierno progresista? Pues ha decidido que como un consejero del PP de la Comunidad de Madrid cobró, por ser padre de una familia de cuatro hijos, una deducción de 193 euros al año en su factura de la luz, deducción de la que también se beneficia Mónica y madre, la del ático en el Retiro, pues va a regular el asunto, para que las familias numerosas con una renta superior a 26.000 euros anuales no tengan derecho a esta ayuda.

A médico y Mónica no le preocupa mucho el asunto, porque ella ni sabía que cobraba esa ayuda. Bueno tampoco sabía que le habían ingresado 13.000 euros en su cuenta corriente por una baja laboral a la que no tenía derecho. Así que tranquilos, que médico y madre va sobrada. Pero una familia con tres hijos o más que solo ingrese 26.001 euros al año, igual no tanto. Si esas familias no son clase media y trabajadora, que venga Sánchez y lo vea, él que está en este mundo para defenderlas.

Seguramente lo que ocurre es que Sánchez no está tan preocupado por defender a los menos favorecidos como por luchar contra los ricos y los poderosos. Pero nuestro presidente tiene un concepto bastante peculiar de quiénes son los ricos y los poderosos. Son, así lo ha repetido varias veces, los que fuman puros en los cenáculos madrileños. Pero no lo es por ejemplo la mejor directora general de la historia de la Guardia Civil, que no es poca cosa si tenemos en cuenta que han sido 84 desde que el duque de Ahumada accedió al cargo en 1844. Ni su marido, que ocupó diversos cargos en la junto de Andalucía en tiempos del PSOE y que según publican los medios conseguía millonarios ingresos de contratos públicos.

Tampoco los dueños de esa aerolínea a la que el Gobierno de coalición progresista le ha arrimado 53 millones de euros. Son los mismos que en 2006 cerraron por sorpresa Air Madrid y dejaron en la calle a cientos de trabajadores y en tierra a decenas de miles de pasajeros que ya habían pagado sus billetes. Ese es el tipo de empresarios que le gustan al Gobierno de coalición progresista, al que tanto les molestan Amancio Ortega y Juan Roig, que se dedican a esa obscenidad de generar beneficios y empleos.

Sánchez lucha contra los ricos, al menos contra algunos ricos, porque es de esos que como explicaba Churchill "miran al empresario como el lobo que hay que abatir o como a la vaca que hay que ordeñar, pero no como el caballo que tira del carro". Y con la torpeza legislativa que caracteriza a su Gobierno, acreditada con la ley del "sí es sí", la ley trans o esa reforma de la malversación que al final va a beneficiar a todos los chorizos menos a los socios indepes a los que Sánchez quería ayudar, los más perjudicados por sus ocurrencias son siempre los mismos. Son los que necesitan acudir a la Seguridad Social para solicitar cualquier prestación y no consiguen cita, o los que tardaron meses en cobrar esos ERTEs que Yolanda no sabía bien lo que eran, o los autónomos a los que les suben las cuotas y solicitan ayudas que nunca llegan.

Nuestro presidente no paga de su bolsillo ni un traje ni un café. No paga alquiler, ni hipoteca, ni luz, ni agua, ni calefacción, no paga la wifi, ni la suscripción a Netflix. Cobra un sueldo de seis cifras impio de polvo y paja. Viaja en Falcon para ir a conciertos con su señora y veranea de palacio en palacio, de Las Marismillas, a Doñana. Es presidente del Gobierno, controla el Partido Socialista, la Fiscalía, el Tribunal Constitucional, el CIS, el INE, RTVE... y decide sobre todos los aspectos de nuestras vidas, ahora incluso sobre lo que debemos y no debemos hacer en la cama. Pero no es ni rico ni poderoso. Él está con el pueblo llano, con la gente de la calle, con los autónomos, con los trabajadores, con los jóvenes y con esa clase media y trabajadora cuya renta media es hoy un 6% más baja que en 2019.

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