Yolanda Díaz está diseñando el calendario de su campaña electoral sin contar con Podemos. La vicepresidenta segunda, que partía de la voluntad de acudir allí donde su presencia no pudiera desatar una ofensiva de Podemos contra otros competidores, ha ido abriendo el foco y prevé visitar otros territorios además de Cataluña, País Vasco, Extremadura y Navarra. En todos ellos, Podemos concurre a las urnas en coalición con IU y los otros aliados de Sumar no se presentan.

Pero no visitará otros, como la Comunidad Valenciana, Baleares o Aragón, en los que se vería obligada a tomar partido por Podemos o por otras candidaturas que ya han anunciado su apoyo a la plataforma Sumar, con la que ella se presentará a las elecciones generales como presidenta. El efecto de desgaste para las candidaturas de Podemos y la división en los partidos de la extrema izquierda hace que el PP ya confíe en poder ganar en estas tres regiones.

Salvo algunas excepciones, los trackings que manejan los partidos políticos indican que en casi todas las comunidades en juego, el resultado va a ser muy apretado y dependerá de unos pocos miles de votos, por lo que el efecto Yolanda y la división en la extrema izquierda puede ser extremadamente relevante. 

En Castilla-La Mancha, está casi descartado que Podemos consiga el mínimo del 5% necesario para poder entrar en el parlamento regional, por lo que Emiliano García-Page no tiene más solución que conseguir la mayoría absoluta si quiere repetir en el Gobierno, salvo que la decisión post electoral del PP sea no formar Gobierno con VOX.

En la Comunidad Valenciana el PP lideraba las encuestas desde hace meses, pero la suma de PSOE, compromis y Podemos le superaba. Ahora, con la irrupción de Sumar, el escenario es diferente. Las encuestas dicen que Podemos está en el alambre y puede quedarse fuera de las Cortes Valencianas y esto podría dar también el Gobierno al PP, con apoyo de VOX.

Lo mismo sucede en Aragón, con un PP tres puntos por encima del PSOE y con opciones reales de arrebatarle el gobierno a Javier Lambán. La clave, como en la Comunidad Valenciana gobernada por Ximo Puig, es que Podemos confirme su caída y el bloque de izquierdas no sume. Un escenario que, tras la irrupción de Sumar, parece más posible, ya que los morados están sufriendo para mantener el 5% de los votos.

En Baleares, Marga Prohens aventaja en más de un punto a la socialista Armengol en las encuestas y el bloque de derechas aparece con más peso demoscópico que el de izquierdas. En este caso, la fragmentación del voto de izquierdas provocada por la irrupción de Sumar no solo perjudica a Podemos, sino también a Mès. Entre medias de ambas formaciones, está creciendo El Pí-Proposta per les Illes, que podría también apoyar al PP.

El efecto Yolanda se nota menos en Extremadura, donde no hay candidaturas alternativas y la formación morada aguanta. La suma de PSOE y Podemos permitiría a Guillermo Fernández Vara, primero en las encuestas, pero al que se le atribuyen los peores resultados de la historia del Partido Socialista en la región, revalidar su gobierno pese a perder la mayoría absoluta lograda en 2019. En todo caso, hay partido, ya que las diferencias son muy pequeñas, la población está mayoritariamente decepcionada con la gestión del actual Gobierno y solo la buena imagen personal de su presidente y el poco conocimiento de los candidatos de la oposición le dan ventaja en los sondeos. 

Tanto en Madrid como en Murcia y en La Rioja, la victoria de la derecha parece clara, y es posible que la suma de PP y VOX pueda hacerse también con los Gobiernos de Asturias y de Cantabria, pero en estas dos últimas regiones, también "hay partido", al menos de momento. En Navarra, la actual presidenta, María Chivite, podría perder escaños y votos respecto a 2019, pero estaría en condiciones de reeditar el pacto con Geroa Bai y Contigo/Zurekin, que es la nueva marca electoral que incluye a Podemos, IU y Batzarre. En esta región hay acuerdo en la extrema izquierda y esto garantiza el Gobierno al Partido Socialista.