El Real Valladolid regresa a Primera División, lugar donde nunca debería haberse ido, y lo hace en casa, con su gente, que ha demostrado estar a la altura de las circunstancias. El Club blanquivioleta volvió a batir un nuevo récord de abonados, 24.000 para ser exactos, tras cosechar un ascenso surrealista por las formas, pero merecido, ya que fue, a pesar de todo, el primer conjunto de LaLiga Hypermotion en conseguir su objetivo. 

Son pocas las caras nuevas con las que se presenta el Pucela a esta primera jornada liguera como es el caso de su rival, el RCD Espanyol, un compañero de viaje al que se tuvo que enfrentar en su aventura en la categoría de plata. Los pericos, con el debutante Manolo González a los mandos, han vivido una pretemporada convulsa por cómo han terminado saliendo futbolistas claves de su proyecto. Nico Melamed o Martin Braithwaite son algunos de los ejemplos de la gestión realizada por el Club blanquiazul que ha tenido que lidiar también con las reacciones de sus exjugadores cuando se marcharon de Cornellà.

El Pucela dio salida, por su parte, a Monchu, futbolista intocable para Pezzolano, pero la oferta del Aris de Salónica convenció a la directiva blanquivioleta que le abrió las puertas a un jugador que también hizo todo lo posible para marcharse de la capital del Pisuerga. En cuanto a los fichajes, los dos equipos aún están, como pasa a otros tantos, en construcción. Los pucelanos deben inscribir a sus fichajes para que puedan sumar minutos a las primeras de cambio.

El uruguayo está obligado a alinear a Karl Hein, el cancerbero estonio procedente del Arsenal, para suplir al sancionado André Ferreira, otro de los integrantes que se mantienen en el proyecto por obligación, pero no tanto por convicción, ya que la entidad ha tenido que asumir su fichaje por haber ascendido como estaba establecido. En esa misma situación, estaban Biuk, Meseguer, Raúl Moro, Sylla, y Amath que, salvo una hipotética salida del croata, al que Pezzolano ha abierto las puertas de salida, seguirán una temporada más, como mínimo, vestidos de blanquivioletas. 

En el Espanyol se agarran a sus jugadores franquicia que, en estos momentos, acaparan más miradas. Joan García, por ejemplo, en la portería, que consiguió la medalla de oro con España en los Juegos Olímpicos o el héroe del ascenso, Javi Puado, al que exigirán que sea él el que lidere un barco perico lleno de inseguridades por la nula experiencia en la élite de su entrenador o por la dejadez de su directiva, la cual sigue sin invertir lo que debe en el proyecto. El Pucela, por su parte, espera que Amallah o Moro rindan al nivel esperado.

En cualquier caso, ambos equipos lucharán por un mismo objetivo: la permanencia. Su primera batalla será con sus plantillas a medio hacer y en Zorrilla, que vestirá sus mejores galas a partir de las 19.00 horas.