Honor en el adiós: Perfumerías Avenida camina pero revienta ante el trío arbitral

En Würzburg ha habido muchas noches especiales, muchos partidos emotivos, muchos encuentros con demasiado en juego pero es difícil encontrar en la memoria un encuentro en el que se aunaran tantas ganas de ganar, tanta rabia, tanta necesidad de fuerza, tanta impresión de necesitar una especie de milagro en forma de fuerza sobrevenida desde la grada o desde la última fibra de las jugadoras.

El que dudara de cuál era el estado físico de la plantilla de Perfumerías Avenida antes del partido ante Bourges solo tuvo que fijarse en el calentamiento del equipo: La cara de Masa, la respiración agitada de Koné, el sudor de Vilaró o el rostro afilado de Gil eran síntomas evidentes de un equipo que no esataba para jugar y aun así ahí estaba porque ninguna, una vez que las obligaron, se lo quiso perder.

Saltó con el quinteto habitual el equipo salmanntino y ya en los primeros esfuerzos se notó que faltaba ese punto al rebote mientras que Bourges forzaba situaciones físicas interiores y con el acierto de Freeman cogía una primera renta de 0-8. Llegaba la primera canasta de Carter, el robo de Iyana Martín y saltaba Würzburg que quería creer, que caminaba con las suyas. A los cinco minutos, las primeras rotaciones y defensa zonal que se le atragantaba a Bourges ante la algarabía de la grada que celebraba el empate de Fasoula, 16-16, y se ponía en pie con el triple de Jespersen para el 19-16. Al grito de 'sí se puede', se cerraba el primer parcial, 19-19.

Subía la agresividad Bourges mucho atrás, con continuos contactos que no eran sancionados en el inicio del segundo cuarto aunque aguantaba Avenida. Dos robos y canastas en transición permitían al equipo galo ponerse por delante, 24-25, y pedía tiempo muerto Montañana más que para corregir o intentar pedir un poco de pausa, para dar un respiro a las suyas. A esas alturas Carter, y hasta el minuto casi 16, lo había jugado todo y también mucho tiempo en pista para Jespersen -las dos que se libraron del virus-. Muy buenos minutos de la danesa que volvía a situar por delante a las salmantinas, 26-25. El partido se ponía cada vez más duro y con un critero arbitral que ponía el listón de las faltas tan elevado -cero faltas Avenida y una Bourges en siete minutos-, el equipo más físico lo aprovechaba. Parcial favorable para Bourges y tiempo muerto de Montañana, 25-31.

Avenida luchaba para mantenerse con vida al descanso, respondiendo con un triple Vilaró a los de Bourges, peleando desde atrás cada balón al rebote entre Koné y Gil, que desde el tiro libre recortaba y anotando Carter sobre la bocina para que el sí se puede tuviera sentido, 35-36.

Costó en los primeros ataques tras la reanudación y anotaba Bourges que se iba seis arriba, aunque el triple de Iyana aliaviaba un poco una situación que se podía complicar en cualquier momento porque los síntomas de cansancio ya eran más que evidentes en varias jugadoras. No era que costara pensar en ataque, era llegar un poco más tarde en defensa y eso significaba el triple de Bourges que conseguía su máxima renta, 38-48. Tiempo muerto de Montañana y la grada de los nervios con el criterio arbitral que ahora resolvía con faltas las penetraciones visitantes y no había nada para los continuos contactos a la inversa. En siete minutos ni una personal del equipo francés, un conjunto que va al contacto en cada acción. 

Puntos de Carter y Vilaró para sostener al equipo en el alambre pero cada error era muy castigado y hasta faltaba un poco de suerte en tiros liberados en un momento en el que todo el mundo parecía despistado y hasta desquiciado ante lo que las colegiadas decidían no pitar. Era como si ante el riesgo de llegar a final igualado, el trío decidiera inhibirse para así favorecer al que teoricamente debía ganar. Seguía caminando Avenida pese a tanto escollo aunque ya con desventaja clara 42-54, a diez del final.

Las protagonistas debían ser las jugadoras pero otras optaban por reventar el partido ante casi la incredulidad general. Lo seguía intentando Avenida, ya scon su último aliento, sumando un triple de Iyana Martín, 47-57 a 5'56" del final. Ahí paraba el duelo el banquillo de Bourges que quería apagar la encendida caldera de Würzburg que se revolvía ante los impedimentos que le ponían a sus jugadoras.

En defensa zonal para afrontar los últimos tres minutos, nueve abajo pero ya era un imposible. Se mantuvo en pie, caminó pero llegar a la meta no era sencillo. El rival, que tenía sus ventajas, encontró a las mejores aliadas y eso a Avenida le reventó. 

Postada: Bourges ni supo comportarse antes ni lo hizo al final con una celebración digna representante de la miseria que a veces también tiene el deporte.