"Cerramos el riego, pero garantizamos el caudal mínimo para la población". Con estas palabras la Comunidad General de Regantes de los Canales de Urgell (CGRCU) cerraban esta semana las compuertas del canal principal para el regadío, una medida excepcional en sus 160 años de historia, fruto de la sequía que está castigando a las comarcas catalanas de Poniente.

Se trata de una infraestructura perdiente de modernización que abastece a 120.000 personas, el 30% de la provincia de Lérida, y a 70.000 hectáreas agrícolas en Lleida. A partir de ahora solo correrá agua para abastecer a los municipios y regar una vez al mes los árboles para que no se mueran debido a la escasez de reservas de agua en los pantanos del río Segre, Rialb y Oliana.

Este cierre es consecuencia directa de la declaración, el pasado 26 de abril, de la cuenca del Segre en situación excepcional por sequía extraordinaria por parte de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), e indirecta de la falta de inversiones en infraestructuras hidráulicas en los últimos años en Cataluña, cuyas cuencas internas se encuentran actualmente por debajo del 25% de su capacidad.

Con esta medida adoptada en los Canales de Urgell se garantiza un caudal mínimo continuo de aproximadamente 2 m3/s con el objetivo de que ningún municipio quede desprovisto de agua, dando caudal a medida que las reservas locales se vayan vaciando y así asegurar la disponibilidad del recurso a los ciudadanos para uso de boca en verano y favorecer únicamente la supervivencia de los árboles frutales.

Falta de acuerdo entre la Generalitat y Gobierno Central

La reforma del Canal d'Urgell, la infraestructura hidráulica más importante de Cataluña, aguarda un acuerdo entre la Generalitat y el Estado para desbloquear la llegada de los fondos europeos necesarios para su financiación.

Durante los últimos días se ha asistido a un cruce de acusaciones entre la Generalitat y el Gobiernos Central señalando la responsabilidad en esta situación de una a otra administración.

Las obras de ampliación y modernización del canal para dar cobertura a 87.000 hectáreas de cultivo en las comarcas del Pla d?Urgell, Urgell, La Noguera, Segrià y Garrigues tienen un presupuesto de 1.420 millones de euros.

Ya el pasado año 2022, el Instituto Agrícola Catalán de San Isidro reprochó al Govern que no acordase la financiación con el Estado pese a la buena disposición de las autoridades nacionales. La Generalitat anunció en 2020 que las primeras obras del nuevo canal, que se alargarán al menos durante siete años y empezarían ese mismo 2022 previoacuerdo financiero entre Administraciones, que no se ha logrado.

La portavoz del Govern, Patrícia Plaja, ha afirmado que el Gabinete catalán está dispuesto a firmar urgentemente un convenio para cofinanciar la modernización del Canal d?Urgell. La puesta a punto alcanzaría los 1.200 millones de euros. La Generalitat asumiría el 60% del coste, mientras que la Moncloa debería asumir el 40%. Con todo, Plaja ha considerado vital un impulso del Ministerio de Agricultura a través de los fondos europeos.

Un caudal financiero que no acaba de llegar

Hace exactamente un año Foment del Treball y el Institut Agrícola Català de Sant Isidre presentaron un ambicioso plan para transformar el sector primario catalán en un hub agroalimentario de referencia en el sur de Europa.

Para consumar esta estrategia, ambas organizaciones propusieron la creación de un gestor único del agua, que abarataría significativamente el coste del suministro, así como la modernización del Canal de Urgell y otra batería de medidas.

Para acercarse a la soberanía de suministro, Foment y el Institut consideran prioritario aprovechar al máximo el territorio. Por ello, demandan la culminación del Canal de Urgell para permitir el cultivo de 87.000 hectáreas en las comarcas del Pla d?Urgell, Urgell, La Noguera, Segrià y Garrigues.

En el caso de Cataluña, a pesar de las decisiones del Govern desde los últimos datos disponibles de 2018, quedan por aplicar 3,56 millones de euros necesarios para impulsar la modernización de regadíos, entre los cuales se encuentran el Canal  D?Urgell, una obra fundamental para crear una amplia zona de regadío que impulsaría al sector agrícola.

Según el presidente de la patronal agrícola catalana ?este canal de riego necesita ser modernizado para que los regantes reciban el agua a presión en sus fincas, lo que permitirá que dejar de regar por inmersión. La conclusión de una operación como esta es el ahorro de agua, la mejora
de la productividad agrícola y, sin duda, una actividad más sostenible?.

El campo se asfixia

El cierre del canal principal afecta a unas 50.000 hectáreas de cultivos de los 70.000 que riega, las otras 20.000 hectáreas no se ven afectadas por el cierre porque reciben agua del río Noguera Pallaresa, que no se encuentra en una situación tan crítica.

Se dejarán de regar 26.000 hectáreas de cereal de invierno, unas 6.500 de cereal de verano, otras 7.500 de alfalfa y las 9.500 de frutales tendrán riego de supervivencia.

El canal de Urgel es una infraestructura hidráulica destinada básicamente al riego, que transporta agua desde el río Segre a los campos de cultivo situados en diferentes municipios de las comarcas de Urgel, Plana de Urgel, Noguera, Segriá y Garrigas, con una superficie regada total de unas 70 000 ha y da servicio a unos 77.000 habitantes.

El canal está formado por dos canales y cuatro acequias principales y discurre por la orilla izquierda del río Segre. El canal principal tiene 144,2 km, y parte del Segre aguas abajo de Ponts hasta Montoliu de Lleida.

El proyecto comenzó a estudiarse desde el siglo XVI pero hasta el siglo XIX no comenzaron las obras, siendo inaugurado finalmente en marzo de 1862, 350 años después de los primeros proyectos.