Nada fácil el primer encuentro del año para Unionistas de Salamanca, en uno de los escenarios, sino el más, imponente de la Primera Federación. Riazor se vistió de gala para recibir a su particular 'regalo' de Navidad. Lucas Pérez volvía a la entidad gallega y lo hacía como titular ante el conjunto a las órdenes de Raúl Casañ, que introdujo cambios de inicio con respecto al último partido disputado en el Reina Sofía ante el Celta B. 

Con la baja de Antonio Leal por sanción tras su expulsión ante el conjunto celeste, los centrales elegidos fueron Ramiro y Mario Gómez, acompañados por los indiscutibles laterales: Jon Rojo y David Vicente, y Salva de la Cruz en portería. El centro del campo para Nespral, en este caso, junto a Tropi y con continuas ayudas por parte de Raúl Beneit, defensivamente hablando desde la banda izquierda. Ramón Blázquez ocupó la derecha, mientras que De Miguel y Chapela emergían como hombres más adelantados. 

Con tal once inicial, los charros empezaron llegando en el partido, forzando el primer saque de esquina con la incoporación al ataque de un David Vicente, que cumplió en el duelo ante Soriano, y además tuvo tiempo de generar ocasiones de peligro. La puso atrás para la llegada de De Miguel, que no pudo rematar, rechanzando la defensa gallega el balón a córner. Salió valiente el equipo salmantino, aunque el peso de la posesión de balón lo llevó el conjunto local. Unionistas debía ser paciente, esperar la apertura de espacios y resquicios ocasionados por el vuelco total del equipo blanquiazul sobre el área rival, y esperar su oportunidad. 

Mientras tanto, atrás había que cumplir y Salva de la Cruz se convirtió en uno de los mejores jugadores del partido con dos manos milagrosas y un palo en el minuto 9 de Quiles, que significó el primer gran aviso del club con objetivo de ascender esta temporada. Dentro del área y de espaldas lo intentó el jugador gallego delante de Ramiro, quien sí consiguió arrebatarle el balón, pero el segundo rechace volvió a caer al jugador tendido en el suelo, que se revolvió disparando a la madera con un bien situado guardameta visitante. 

Principalmente, centraba su juego el Dépor en la banda derecha, desde donde originaban la mayor parte de sus llegadas al área. Llegando al minuto 20 de partido, balón sobre línea de fondo para Isi, que dentro del área y desde el punto de penalti, regateó a la perfección y libre de marca disparó, marchándose el esférico rozando el palo de la portería. Y el acelerón local no quedó ahí: Paradón de Salva de la Cruz a Quiles, tras un gran pase de Rubén. El dorsal número 9 ganó la partida a su par y terminó por perder el mano a mano escorado en el extremo derecho con Salva de la Cruz, que tocó lo necesario para evitar el primero en el luminoso. 

Sí lo intentaba Unionistas a base de contras, con balones al desmarque de De Miguel y a las espaldas de la línea defensiva gallega, pero ninguna tan clara como las de los gallegos durante la primera media. Fue en ese tramo de diez minutos, cuando más tocó el balón Unionistas y cuando a punto estuvo Chapela de hacer de las suyas. Derrochando calidad, merodeó con el balón para acabar buscando la escuadra a pie cambiado. 

El último suspiro de primera mitad volvió a ser local. Salva de la Cruz volvió a intervenir un disparo de Quiles, quien esta vez desde la izquierda, buscó el palo largo. Lucas, por su parte, no había tenido su oportunidad y eso lo hacía más peligroso. Letal al espacio lo hizo, sin embargo, en la segunda mitad. 

No habían pasado ni cinco minutos. Sus compañeros le buscaban y él quería su momento. Cayó el rechace a Rubén, que la cedió a Mario Soriano y casi sin mirar, se la envió por arriba a Lucas, quien regateó a Salva de la Cruz y marcó a portería vacía. Apenas unos minutos depués, volvió a tener un contexto similar. Totalmente, solo se plantó en el área rival, pero quiso ceder el tanto a su compañero, no entendiéndose entre ellos para fortuna unionista. 

Si se había empezado en negativo, las cosas se complicaron todavía más con la expulsión de Salva de la Cruz. Una más en lo que va de liga. Volvió a ganar la espalda el Deportivo de la Coruña la espalda a Unionistas de Salamanca. El balón lo puso Olabe al desmarque de Mario Soriano y en la salida de Salva de la Cruz, el balón bota dando en su mano. 

Muy complicado jugar con diez, lo que Raúl Casañ trató de solucionar con la incorporación de Borja Díaz, además de Alberto, por Nespral y Blázquez. Y el pobre guardameta, que además debutaba en el que actualmente es su equipo, tuvo que enfrentarse en primera instancia a Quiles desde el punto de penalti. Mario Gómez lo provocó sobre Rubén Díez llevándose, la tarjeta amarilla. 

Segundo del conjunto local y triples cambio inmediato en el equipo vestido de amarillo. Se marcharon Chapela, De Miguel y Beneit; entraron en su lugar Losada, Mawi y Juampa Barros. 

El monólogo del Dépor era evidente. Aún así, la esperanza es lo último que siempre en este equipo y Mario Gómez tuvo oportunidad de reducir distancias en un saque de esquina que buscaba el primer palo y desde donde el central cabeceó sin encontrar los tres palos. 

De principio a fin. Antes, durante y después. Los ojos estaban puestos en él y los buenos jugadores se crecen ante cualquier presión. El tercero de los gallegos llegó en las botas de quien si no, Lucas Pérez, que a pase de Zarazar la ajustó al palo imposible para Alberto. Calidad y beso al escudo para poner el broche final a su reencuentro en Riazor.